29.8.16

Voladores de Papantla

Los voladores de Papantla se puede describir como una danza aérea o un ritual especial que actualmente se realizan en distintos estados de la república Mexicana para que internos y externos al país.



Los voladores de Papantla danza área nativa de la región de Papantla Veracruz, es una danza o ritual aéreo que se relaza en distintos eventos como ferias y ceremonias en el país
Los orígenes de dicha danza – ritual se remonta hasta la época prehispánica, dicho ritual o danza no tiene fecha exacta de aparición pero se cree que data desde hace mucho tiempo atrás,  los cronista principales lo denominaron como una danza juego ya que tomaron en cuenta la gracia y ritmo de los movimientos que ellos realizan.
Dicha danza, rito o juego no solo es el hecho de ir a ver a esos individuos arriesgarse lanzándose de un mástil de manera boca abajo y dar vueltas, si no que consiste en tradición, cultura, música, etc. Tiene distintos elementos como lo son el mástil, el caporal, los danzantes, los trajes, las plumas, la música, etc.
Anteriormente se creía que dicho acto iniciaba al momento que los danzantes se aventaban del mástil, pero actualmente se denomina que el acto se inicia desde que el caporal (El jefe) sube hasta la copa del mástil y empieza a tocar la flauta.
Originalmente la vestimenta de los voladores de Papantla era trajes elaborados de plumas y manta, pero debido al mestizaje y a la llegada de los españoles los disfraces cambiaron ya que actualmente se realizan a base de tela, se colocan un paliacate en forma cónica, después se coloca un penacho de plumas multicolor en forma de abanico que simula un copete de una ave , además de simbolizar los rayos del sol que parten de un espejo redondo, llevan unos largos listones de colores que simbolizan los colores del arcoíris, un tocado de flores que simbolizan la fertilidad de la tierra, dos medio círculos de terciopelo que representan dos pájaros, bordados de lentejuela que aluden a la primavera, flecos dorados de rayos de sol, pantalones en tono rojo a la altura de las pantorrillas, botines con flecos y por último la música ejecutada por el caporal con una tambor y un flautín.

se inicia cuando los danzantes de dirigen al mástil en una fila ordenada y con la cabeza inclinada en signo de humildad y respeto a los dioses; al frente del grupo marcha el caporal, quien entona una melodía con su tamborcillo y flautín. Al llegar al pie del “palo volador”, realizan una serie de giros en torno a él, alternando las vueltas en una dirección y otra. Uno por uno, los cuatro voladores van subiendo por el mástil hasta llegar al bastidor; allí se colocan en cada extremo para equilibrar el peso. El último en subir es el caporal, quien al llegar a la cima se ubica de pie sobre el tecomate, y realiza una serie de saltos acompañados de un impresionante zapateado con el que pareciera querer clavar un poco más el poste. Posteriormente gira sobre su eje y señala los cuatro puntos cardinales, iniciando por el oriente para continuar con su trayectoria hacia el lado izquierdo; después se sienta sobre la base para realizar nuevamente los giros en la misma secuencia, pero ahora reposando su peso sobre la espalda sin dejar de tocar sus sencillos instrumentos musicales.
Cuando el caporal concluye la parte del ritual que le corresponde, se queda sentado sobre el tecomate interpretando un son. Los voladores, ya amarrados con una soga a la cintura y con una coordinación casi perfecta, al escuchar una nota especial en la música, inician el descenso arrojándose de espaldas al vacío con la cabeza hacia abajo, extendiendo sus brazos como las alas de un ave en pleno vuelo, donde resaltan sus penachos multicolores. Conforme descienden los giros se hacen más amplios –tradicionalmente, los giros de los cuatro voladores sumaban en total 52, correspondientes a los años del ciclo de fuego nuevo o calendario mesoamericano, en dependencia de la altura del “palo volador”.
Cuando se aproximan al suelo, los voladores se incorporan para poder aterrizar con los pies: ya en el suelo los cuatro danzantes equilibran el bastidor al sujetar tensamente las cuerdas, para permitir que el caporal se deslice por uno de los extremos hasta tierra firme. Si bien esta última etapa de la Danza de los Voladores dura relativamente poco tiempo –escasamente unos minutos-, la preparación de los participantes es compleja. Se inician desde temprana edad y tienen que seguir ciertas reglas que deberán respetar durante el tiempo que practiquen esta singular actividad, entre las que sobresale la abstinencia sexual y alcohólica, cuyo fundamento principal es la creencia de que esta danza la realizaron por vez primera cinco jóvenes castos.

Según la leyenda totonaca, los dioses dijeron a los hombres: “Bailen, nosotros observaremos”. Y eso es justamente lo que hacen los hombres-pájaro, o “voladores”, ejecutan una espectacular danza para agradar a los dioses.

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